A principios de marzo, el Ministerio de Educación argentino anunció el desmantelamiento del equipo central del Plan Nacional de Inclusión Digital Educativa, el componente pedagógico del programa de inclusión digital Conectar Igualdad. Desde entonces los trabajadores reclamaron la reincorporación, el pago de meses adeudados, y la continuidad del programa. Nodo TAU entrevistó a Javier Castrillo, referente del Programa Conectar Igualdad desde sus inicios y coordinador del PNIDE, quien historiza el programa, responde a las críticas que el mismo recibió y, sobre todo, expresa su gran impotencia ante este contexto de desarme de un programa sumamente virtuoso.
El Programa Conectar Igualdad es el mayor programa de inclusión digital que jamás haya existido. Y no es una exageración. En cinco años de existencia distribuyó cinco millones y medio de netbooks a docentes y estudiantes de escuelas públicas secundarias, escuelas de educación especial e institutos de formación docente. Conectar Igualdad, su nombre, reúne y destaca los sentidos de esta política pública que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lanzó en el 2010 con el objetivo de “promover la igualdad de oportunidades entre todos los jóvenes del país, al brindarles un instrumento que permita achicar la brecha digital”.
Un programa sin órgano implementador
El Programa Conectar Igualdad, además de realizar el reparto de máquinas, contaba con una coordinación pedagógica para la implementación de las tecnologías en el ámbito del aula y la conectividad: el Plan Nacional de Inclusión Digital Educativa (PNIDE), en franco proceso de desmantelamiento por parte del actual gobierno que comenzó su mandato en diciembre de 2015. Al asumir el nuevo gobierno de Mauricio Macri, la coordinación general del equipo – a cargo de Laura Pennaca – dejó su cargo para dar lugar a las nuevas autoridades. La web del PNIDE registra una publicación realizada por Pennaca en la que se hace un detalle de la reunión mantenida con María Florencia Ripani, en representación de las nuevas autoridades. Durante la misma, Penacca ofreció información sobre el funcionamiento del programa así como su colaboración para realizar los vínculos con áreas relacionadas de otros ministerios. Después de esta reunión, las nuevas autoridades no volvieron a hacerse presentes. Luego de tres meses de incertidumbre y de no percibir los salarios por su trabajo de enero y febrero, 110 trabajadores del PNIDE recibieron a principios de marzo la noticia de la descontinuación del programa.
El PNIDE era el encargado de coordinar la incorporación de las netbooks en el aula. Sus miembros conformaban el equipo pedagógico responsable de recorrer el país para capacitar docentes y desarrollar propuestas pedagógicas construidas conjuntamente con cada una de las escuelas. El PNIDE además desarrolló los sistemas operativos Huayra Primaria GNU/Linux, Huayra Servidor y Huayra Robot, todos desarrollos de software libre; se ocupó del soporte tecnológico en las provincias, y de él dependía la coordinación nacional del Conectar Igualdad, que recientemente el Ministerio había agrupado junto con Primaria Digital, otra política pública que proveía aulas virtuales al primer nivel educativo y que también se desmanteló con la mencionada medida. El equipo incluía a licenciados en educación, comunicación, sociólogos, antropólogos, filósofos, un equipo de desarrollo tecnológico integrado por programadores, diseñadores gráficos y personas dedicadas a la gestión y administración del área.
Por la continuidad de un instrumento imprescindible para reducir brechas digitales, educativas y sociales
A pocos días de la noticia de la no continuación del plan, el Ministerio de Educación difundió un comunicado ambiguo y confuso, asegurando que el Programa Conectar Igualdad no se vería afectado y que la medida sólo implicaba el despido de 58 trabajadores contratados a través de convenios con universidades. En este marco se realizaron diversas campañas de visibilización del conflicto y de apoyo al reclamo de los/as trabajadores/as, reclamo que no contó con difusión en los medios masivos. Por el contrario en un contexto de mucha incertidumbre y nula información oficial, la prensa masiva cerró el tema con el falaz comunicado del Ministerio, que aseguraba que el programa continuaba con “absoluta normalidad”, ya que solo se transfería a Educ.ar y solo se desmantelaba el PNIDE.
“Frente a la confusión existente y la falta de información, los docentes y estudiantes, que accedimos a los múltiples beneficios de Conectar Igualdad durante estos cinco años, exigimos al Ministro de Educación de la Nación que aclare, en conferencia de prensa, sin dilaciones, cuál es exactamente la situación en la que se encuentra el Programa Conectar Igualdad y los criterios de la mencionada transferencia”, solicitaba un comunicado que circuló por esos días, y en el que también se llamaba a solidarizarse con las personas despedidas. “Pedimos que garantice a la comunidad educativa la continuidad de este plan: continuidad en la entrega de computadoras a estudiantes y profesores, continuidad de todos los profesionales que hasta el momento tuvieron y tienen a su cargo los trabajos técnicos y la capacitación. Repudiamos los despidos de trabajadores, sean estos 58 o 1.100, conforme a las diferentes versiones”. El comunicado destaca que “como han señalado los investigadores que registraron los impactos de la implementación de Conectar Igualdad, los mismos reflejan la potencia transformadora de las políticas públicas inclusivas. Conectar Igualdad fue y es un instrumento imprescindible para reducir brechas digitales, educativas y sociales”.
Por su parte, organizaciones de software libre también difundieron un comunicado en apoyo al programa. “Las organizaciones que promovemos el software libre queremos expresar nuestra preocupación frente al incierto futuro del Programa Conectar Igualdad y las políticas de educación en tecnologías de información y comunicación. La implementación de cambios que afecten sustantivamente la continuidad de un programa bien establecido y con logros destacables y reconocidos internacionalmente merece un profundo debate previo”. Este grupo de organizaciones subrayó además una “enorme preocupación ante la ausencia de información sobre el contenido de las conversaciones que el presidente Mauricio Macri mantuvo en Davos con el CEO de Microsoft. Sería un franco retroceso, después de años de desarrollo de software libre en el Estado, poner en manos de corporaciones transnacionales de software privativo decisiones estratégicas sobre las tecnologías que utilizan los jóvenes argentinos.”
El gobierno nacional y el Ministerio de Educación mantuvieron su postura y no hubo aclaración ni definiciones durante el mes de marzo. Los trabajadores realizaron diversas acciones de protesta y reclamo, acompañados por su gremio, la Asociación de Trabajadores del Estado, pero sin instancias de diálogo. Las autoridades no volvieron a aparecer. Sobre finales de mes los trabajadores cobraron enero y febrero, y dos días después las oficinas del PNIDE comenzaron a ser físicamente desmanteladas, en lo que constituyó la primera acción concreta del actual gobierno. En esos días, Nodo TAU entrevistó a Javier Castrillo, coordinador de investigación y desarrollo del Programa Conectar Igualdad y referente del programa desde sus inicios. Javier cuenta con un camino previo en la militancia social en relación al uso de las tecnologías, específicamente en la difusión del software libre. Participó de organizaciones como Gleducar y Fundación Vía Libre.
“Conectar Igualdad no es solo entregar computadoras”
El lunes 28 de marzo las oficinas comenzaron a ser tristemente desmanteladas. “No solo no hubo diálogo sino que la única comunicación fue el comunicado antes mencionado. Queremos dejar bien en claro que es un comunicado mentiroso. [Esteban] Bullrich dice se van a seguir entregando computadores. Eso no es Conectar igualdad. Conectar Igualdad no es solo entregar computadoras”. Castrillo describe los cuatro actores involucrados en la implementación del PCI. Las dos más visibles son la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), que se encarga de distribuir las netbooks y el Ministerio de Educación, que se encarga de la implementación en el aula. La tercera parte del programa, ya no existe: era el Ministerio de Planificación que se ocupaba de la conectividad de las escuelas a través del Programa Argentina Conectada y de la Televisión Digital Argentina – otro programa en retirada – porque las netbooks traen un sintonizador de televisión digital que convierte a la computadora en un receptor de televisión digital. El cuarto actor era la Jefatura de Gabinete de Ministros que realizaba la coordinación.
Javier participó del proyecto desde el origen mismo del programa. “Comencé en 2010, a los cuatro meses que arrancó el programa”. Inició su recorrido en Educ.ar, luego pasó por ANSES donde desarrolló Huayra y más tarde en el Ministerio de Educación, en el PNIDE, donde quedó a cargo de I+D. Castrillo enumera con detalle y orgullo los proyectos más recientes del programa y las líneas de trabajo proyectadas para este año. “El último día de nuestra gestión, el 9 de diciembre de 2015, lanzamos Huayra 2.0, la segunda versión de nuestro sistema operativo libre. Sacamos también en diciembre la versión de Huayra Servidor, para las aulas digitales de Primaria Digital. Antes eran Debian pero cerrados, hechos por una empresa. Estos desarrollos aportaron inconmesurablemente a la soberanía. Teníamos también el plan de trabajo bianual, aprobado por Consejo Federal de Educación por unanimidad. Esto está todo documentado, aprobado por todos los ministros de todas las provincias del país”.
De la crítica se aprende
Castrillo también hizo referencia a las críticas que recibió el programa. Las más recurrentes en relación a la tarea docente, al mantenimiento de las máquinas y a la conectividad. Castrillo señaló que hay “críticas académicas que provienen de visiones totalmente distintas de lo que queríamos desde el PNIDE. Es lo mismo que podría opinar cualquier funcionario del gobierno actual. Hablaban de la conectividad como la gran panacea del programa. Nosotros hablamos de soberanía y construcción federal”. También señaló que muchas críticas eran por desconocimiento del programa.
En cuanto al mantenimiento de las netbooks, Castrillo subrayó que es un aspecto del programa que tiene una altísima complejidad. “Sí, era una deuda. El servicio técnico es algo complicado. Estamos hablando de 5 millones y medio de máquinas en tres millones de km cuadrados. Las máquinas volvían a Buenos Aires y eso era un problema. Además, los primeros dos años las empresas que hacían el trabajo cobraban por anticipado. Se calculaba que el 7 por ciento aproximadamente tendría problemas técnicos y por eso cobraban. Después era difícil reclamar apuros”. Había máquinas de 11 proveedores y todos los servicios técnicos recibían todas las marcas. Por ende, todos debían tener provisión de repuestos en los 24 distritos para las 11 marcas. “Los pliegos al principio tampoco lo exigían. En 2014 se realizó un nuevo pliego con una cláusula que aplica penalidades cuando las empresas no cumplen en tiempo y forma. Desde entonces los trabajos se cobran cuando la máquina vuelve y la directora o el director de la escuela firman que la máquina volvió reparada. Eso cambió totalmente la óptica. Pero estos cambios no se ven de un día para otro porque estos procesos tienen una inercia enorme”. Javier agregó que se estaban estudiando otras soluciones, como descentralizar el servicio técnico a través de convenios con universidades. “La idea era tener 10 universidades en todo el país que capaciten a técnicos reparadores y que hagan convenios con fabricantes para tener stock de repuestos. Esa podría ser una salida. Esto también se trunca”.
“En cuanto a la capacitación, se argumentaba la falta de conocimiento de los profesores sin ni siquiera conocer el PNIDE. Los trayectos pedagógicos, las capacitaciones, construidos federal y colectivamente, no desde una oficina en Buenos Aires, están publicados en la web. Cuando se creó el PNIDE, nosotros pateamos el tablero. No queríamos capacitaciones muy masivas, en Buenos Aires, grandes eventos. Somos partidarios de lo que llamamos capacitación situada. El resultado son 19 mil docentes capacitados en el 2015 con nosotros yendo a las escuelas. Hacíamos encuentros de núcleo, en donde se revisaban los lineamientos. En tu escuela, ¿cómo aplicamos estos lineamientos? Se hacían 3 encuentros con períodos de 2 meses entre uno y otro. Fue una capacitación totalmente revolucionaria, un cambio paradigmático que no se da ni en 6 meses ni en un año”.
“Nosotros mismos siempre fuimos conscientes que no hubo en todo el mundo un programa similar, de esa magnitud. Entonces no hubo muchos espejos en donde mirarse y fuimos aprendiendo en la medida que íbamos creando. Las primeras máquinas arrancaban por default con Windows, después pudimos poner por default en Linux y unos años después contábamos con nuestro propio sistema operativo. Los lobbies iban más rápido que las propias comunidades pero los pudimos sacar”.
En este grave contexto de transitar por la situación de desmantelamiento de un programa, Castrillo cuenta con el privilegio de haber protagonizado la concreción de algunos de sus ideales: aquello que desarrollaba en un barrio llamado San Cayetano, se convirtió en una política pública de inclusión digital sumamente virtuosa. “Tenemos que capitalizar esta experiencia fuerte de estos 5 años en espacios de gestión nacional, que nos sirva esta experiencia. Hoy nuestra cabeza está en el 2019. Tenemos que volver a tener a la vaca de Huayra1 volando bien alto, arriba del ministerio”.
[1] Esta frase hace referencia al logotipo de Huayra, que es una vaca voladora.
Enlaces de interés:
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Revista Anfibia .