Las trabas impuestas a la potencia asignada a las radios comunitarias, el desembarco sin contratiempos de cables submarinos, la reducción de los costos de la telefonía en una zona económicamente sensible del planeta… son estos algunos de los principales temas que tienen en mente los activistas de la populosa región de Asia del Sur, que trabajan allí en el área de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para el desarrollo.
El campo de acción puede ampliarse considerablemente si se aprende de los demás, dentro de un subcontinente con grandes semejanzas y batallas que pueden llevarse adelante en común… pero que desgraciadamente es bastante reticente a superar las rivalidades tradicionales y trabajar de forma mancomunada.
En el reciente taller de APC sobre políticas de TIC en Asia del Sur, que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, gran número de activistas tuvieron la oportunidad de reunirse con técnicos y universitarios para intercambiar ideas dentro de un espacio común.
Para una región donde las restricciones de visado son a veces rigurosas, cosa que impide la circulación fluida de personas a través de las fronteras, el taller acabó siendo un muy útil encuentro cara a cara.
Los activistas del software libre dedicados a las tecnologías de la información tuvieron la oportunidad de escuchar a quienes hablaban sobre temas complejos de políticas, y de compartir ideas con ellos, mientras los activistas de género las intercambiaban con quienes están abordando el tema de la televisión comunitaria.
El encuentro dio lugar a un peculiar enfrentamiento de extremos: de un lado, estaban los técnicos jóvenes de Corea del Sur, que tienen a su disposición todas las herramientas del mundo, pero se topan con limitaciones crecientes a su libertad para utilizarlas (bajo la forma de leyes restrictivas de ‘propiedad intelectual’).
Del otro lado, estaba la gente que está luchando para lograr acceder a un ancho de banda que se le hace imperiosamente necesario. Y no dejó lugar a dudas el malestar que los participantes de Asia del Sur experimentan igualmente a causa de su imposibilidad de acceso a las radios comunitarias de bajo costo y baja potencia.
Los amigos coreanos de APC aludieron a ciertas leyes que dificultan la expresión en línea de las personas, a menos que éstas revelen su identidad. Otro de los temas abordados fue el de la retención de datos.
Si bien Corea del Sur está bastante lejos de Asia del Sur, tanto geográficamente como en cuanto a sus realidades, se hizo posible extraer ciertos aprendizajes cuestionadores del mito según el cual el ‘desarrollo’ lleva por sí mismo a alguna clase de utopía.
Ayesha Zainudeen, de LIRNEAsia, residente en Sri-Lanka y educada en el Reino Unido, acudió allí para explicar la manera en la que los pobres realmente utilizan los teléfonos celulares. Una colega suya aportó alternativas y modelos tendientes a reducir su costo, y señaló la necesidad de proteger al ciudadano de escasos recursos del robo de éstos.
En una región del planeta donde la pobreza y la innovación pueden en ciertos casos ir juntas, esta red de activistas pequeña-pero-en-crecimiento está sacando a luz además unas cuantas innovaciones capaces de garantizar la utilización de una amplia gama de herramientas.
Si alguien creía que la historia de las telecomunicaciones en India era fantástica, allí estaba Rekha Jain para recordar que “el diablo está en los detalles”.
Jain pertenece al prestigioso Centre for Telecom Policy Studies (Centro de Estudios sobre Políticas de las Telecomunicaciones) del Indian Institute of Management (Instituto Indio de Gestión). Jain no tardó en señalar las múltiples áreas problemáticas del programa indio de telecomunicaciones, que en muchos casos pasan simplemente desapercibidas.
Rojam Samarajiva, de LIRNEAsia, Sri Lanka, aportó la reveladora historia sobre las presiones ejercidas para la efectiva utilización de un cable submarino en Bangladesh, concentrándose en “lo que la sociedad civil puede hacer en (la campaña sobre) regulación”.
Laywer Rishi Chawla, de la Global Internet Policy Initiative India (Iniciativa India sobre Políticas Globales de Internet – GIPI India) analizó las reformas de regulación de internet en India.
En cuanto a algunos terrenos comunes detectados, como los temas vinculados a las fronteras a veces hostiles, pudo verse que éstos los estaban afectando a todos de modo parecido. Por ejemplo, tanto Pakistán como India (por la lengua urdu que comparten) como India y Bangladesh (por la lengua bengalí que ellos comparten), están teniendo que hacer frente a los dolores de cabeza causados por la aplicación del lenguaje local a la computación.
Asistieron también al encuentro, aportando sus significativos talentos y capacidades, algunos eminentes ingenieros y expertos en telecomunicaciones, que han dado apoyo o participado en algunas campañas.
Vickram Crishna, de radiophony.com, de India, fue categórico acerca de la necesidad de abrir canales inalámbricos de internet para propósitos vinculados al desarrollo de los sectores populares, en lugar de reservar esas muy útiles ondas para el exclusivo uso de los ricos y los gobiernos.
El manejo de las TIC en situaciones de catástrofe es otro tema que volvió a ponerse sobre el tapete en la segunda mitad de abril. Esto era de esperar, en una región que se ha llevado más que su justa parte en términos de terremotos, tsunami y otras catástrofes.
Pero las TIC también se examinaron en profundidad allí donde los humanos naufragan en la violencia –como demuestra el conflicto étnico de Sri Lanka. En el caso antes mencionado, un programa de televisión orientado a la juventud utilizó música de rap para vehiculizar un mensaje de paz y expresar lo inconducente de la violencia.
Junto a la localización del software libre, surgió la cuestión del equilibrio entre las exigencias de los derechos de autor y los intereses de los lectores y espectadores, tema fundamental en una región con una plétora de idiomas (para mayor exactitud, varios miles).
Namita Malhotra, joven abogada de Bangalore, India, armada con un computador portátil que ostentaba fieramente la calavera pirata, forma parte de una organización que elabora alternativas a los derechos de autor cada vez más restrictivos que avanzan rápidamente por todo el planeta.
También formaron parte de la agenda algunos contenidos locales y el papel de los medios, y hubo críticas para los telecentros y la célebre –pero manejada por el gobierno- radio “comunitaria” de Kothamalee, Sri Lanka, que contribuyeron a desmitificar a las TIC para el desarrollo.
Andrew Garton, de la lejana Australia, aportó puntos de vista muy interesantes con su plataforma participativa ‘EngageMedia’ (http://www.engagemedia.org).
Surgieron algunos temas más, que hacen pensar que los problemas de género, los derechos de la comunicación, y la necesidad de un mayor diálogo político sobre las TIC para el desarrollo en Asia del Sur, las estrategias multisectoriales y la microeconomía son prioridades para toda la comunidad de organizaciones sin fines de lucro.
Más allá de las políticas en sí, tener la oportunidad de conversar libremente, saliéndose de tema, fue fundamental para que se generara una nueva dinámica entre los asistentes a esta consulta patrocinada por APC.