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Después de la inauguración formal y de que varias figuras procedentes de organizaciones políticas e internacionales manifestaran sus buenas intenciones en cuanto a la comunicación para el desarrollo, el Congreso mundial sobre comunicación para el desarrollo (WCCD, por su sigla en inglés) empezó con una sesión plenaria para explicar los objetivos del evento.


Uno de los panelistas principales, Mario Acunzo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de Roma, anunció que se intentaría, en los tres días de congreso, “generar un cambio político”. Se trata de ofrecerle la oportunidad al equipo a cargo del borrador de la declaración del congreso de presentarles sus ideas a los/as responsables y ejecutores/as de las políticas presentes. “Queremos hacer una prueba de realidad”, explicitó Acunzo.


El equipo encargado de redactar el borrador de la declaración está constituido por “los sospechosos de siempre” del Banco Mundial, FAO y The Communication Initiative – una organización canadiense. Ya presentaron un borrador con una serie de recomendaciones para revitalizar y darle impulso al sector de la “comunicación para el desarrollo”.


La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), una organización en red que se dedica a promover las políticas de TIC y el uso estratégico de tecnologías como internet, está analizando ahora el documento que será el resultado más tangible del WCCD. La organización anunció que presentará una declaración el 27 de octubre.


Llamada al primer ministro para una rápida conversación


Luego de la charla de orientación, la plenaria del WCCD entró en debate. Varios/as reconocidos“comunicadores/as del desarrollo” empezaron a romper el hielo tratando de tocar varios temas claves.


José Ramos Horta, Primer ministro de Timor Oriental (y Premio Nobel 1996) fue el que lanzó la primera piedra a la muchedumbre de más de 500 personas que estallaron en carcajadas cuando explicó que él se toma con gran seriedad la comunicación para el desarrollo. “Soy quizá el único primer ministro cuyo número de celular es conocido y utilizado por todos”, dijo. Electo en julio de 2005, Horta es el jefe de gobierno de un país bastante pequeño (947.000 habitantes), cuyo principal dominio es .tl. Y mostró su creencia incondicional en una comunicación participativa hace poco, cuando le cargó crédito al celular de uno de sus ciudadanos que debía hacer una llamada importante y no tenía dinero para recargar su cuenta.
Insistió en el hecho de que la gran mayoría de las personas no tienen acceso a la telefonía celular en su país pero que un número creciente de analfabetos/as, en su mayoría del sector rural, usan ese modo de comunicación.


El discurso de Horta terminó con una serie de preguntas que está intentando responder: ¿Cómo se informa a la gente del sector rural sobre las semillas que no han sido probadas y las enfermedades de las plantas? Esta orientación educativa que Horta está adoptando en relación al uso de TIC es de enorme importancia hoy, pero aún habrá que ver si los organismos de gobierno y la administración pública adoptan realmente esa comunicación de doble vía. El enfoque vertical de “nosotros le informamos” puede tener sus limitaciones, como señalaron con razón algunas personas del público.


Políticas públicas y voluntad política constituyen la raíz del desarrollo


El moderador e informativista de la RAI, Piero Di Pasquale, se basó en las anécdotas de Horta y fue un poco más lejos: “comunicación no es tecnología”. Marta Mauras, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, no necesitaba más argumentos: “la tecnología es una herramienta”, dijo, subrayando que lo que realmente importa es que la comunicación florezca a través de políticas públicas.


La representante de Chile sostuvo que, en su opinión, Michelle Bachelet (la mandataria de ese país) está generando un debate público porque “está tratando de otorgarle una voz a la gente en un país dominado por los medios de comunicación privados”. Si bien eso de “darle voz” a las personas puede sonar un poco paternalista, hay que admitir que las consultas abiertas entre múltiples grupos de interés solo pueden servir para darle lugar a esas voces a fin de que participen en la determinación de las políticas públicas. “No hagamos de la comunicación para el desarrollo una receta”, concluyó, insistiendo en la importancia de integrar ese enfoque en un proceso más amplio de democratización y construcción de ciudadanía.


“Crear ciudadanos”


Aram Aharonian, el director uruguayo (residente en Venezuela) de Telesur, defendió sin rodeos la idea de medios que le permitan “saber a todos de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos”. Aharonian calificó de “alternativa” a Telesur y entiende que la comunicación para el desarrollo debe suceder a través de los medios masivos.


Pero la etiqueta de “alternativa”, que usan los medios comunitarios para autodescribirse, significa para Aharonian ofrecer algo que no se somete “al discurso hegemónico que viene del Norte”. Telesur es una iniciativa conjunta de cinco países latinoamericanos, a fin de contrarrestar a CNN en español y compañía.


En este punto también, el discurso de democratización de la información se describió como algo que “crea ciudadanos y ciudadanas”, del mismo modo que una fábrica textil produce telas. Y además de que ese lenguaje vertical no colabora con las buenas intenciones, ni con una visión diferente, el moderador señaló que la independencia de los gobiernos (un asunto muy real en el caso de Telesur) tiene que ser parte del nuevo empuje de la comunicación para el desarrollo.


Los medios sociales y la dificultad de los medios sociales de encontrar un nicho para la comunicación para el desarrollo


El último panelista de la mesa estilo programa de televisión fue Garthet Japhet, director ejecutivo de Soul City, una gran organización no gubernamental de Sudáfrica. “Los medios masivos de comunicación, que se ocupan de la comunicación interpersonal, son la principal fuerza del desarrollo”, declaró. Se refería a que un uso de las TIC potencialmente más beneficioso implicaría usar la televisión por cable y la radio a lo grande, pero integrando las voces de la gente a la comunicación. “Eso es absolutamente esencial”, dijo, y admitió que el uso de los medios masivos como plataforma requerirá una gran cantidad de fondos.


“La comunicación para el desarrollo no consiste sólo en comunicación”, alegó Japhet. “El hecho de comunicarse con la gente no significa que se esté escuchando lo que dicen, o que se esté generando desarrollo”, agregó. Japhet hizo énfasis en el valor del escuchar. “La prioridad número uno es escuchar lo que tienen para decir las personas” en el terreno, justo antes de empezar a presionar por una mayor voluntad política, más recursos, más compromiso por parte de los gobiernos, las agencias de desarrollo, las ONG, los donantes y las organizaciones internacionales.


“Lo importante de este congreso es la intención de hacer que la comunicación sea para el desarrollo, y no al revés”, concluyó. En el curso del WCCD, podremos probar si este ejercicio es posible. Sin embargo, dada la diversidad de voces de la audiencia, es posible que se generen dudas sobre la posibilidad real de encontrar un foco claro y una identidad en los próximos tres días.


>Comisión Económica para América Latina y el Caribe


>José Ramos Horta


>RaiNews 24


>Instituto Sould City


>Telesur


>WCCD

Autor: —- (FD para APCNoticias)
Contacto: communications@apc.org
Fuente: APCNoticias
Fecha: 27/10/2006
Localidad: ROMA, Italia
Categoría: Los medios e Internet
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