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Me recuerda a aquella frase por entonces radical, “los derechos de las mujeres son derechos humanos”. Cuando las mujeres se pusieron de pie en Beijing hace más de 20 años, se atrevieron a hablar de una multiplicidad de identidades que hasta entonces resultaban ignoradas en el lenguaje, las leyes y la implementación de los derechos humanos.

Hoy los movimientos y organizaciones feministas han ido mucho más allá de “los derechos de las mujeres son derechos humanos” practicando intencionalmente una mayor interseccionalidad y expandiendo la idea de “derechos de las mujeres” y “problemáticas de la mujer” a un marco político feminista aplicable a temas que van desde la justicia ambiental hasta las políticas sobre drogas. Durante todo este tiempo la tecnología ha cambiado radicalmente el paisaje de los derechos humanos. Los movimientos sociales y las organizaciones de derechos humanos luchan para hacer frente a violaciones de los derechos humanos facilitadas y perpetuadas por quienes detentan el poder y sus tecnologías. Las empresas tecnológicas son más poderosas que muchos gobiernos a lo largo y ancho del mundo.

Hoy las activistas feministas proclaman también que los derechos digitales son derechos humanos. Existe una robusta comunidad de activistas, colectivos y organizaciones feministas y afines que luchan por fortalecer los derechos digitales. Entre ellas, las ciberfeministas, en especial del Sur global, vienen profundizando en que los derechos digitales sean una realidad para mujeres, personas LBT, poblaciones que no hablan inglés y otras comunidades del Sur global. Cuando las ciberfeministas dicen que los derechos digitales son derechos humanos, están creando soluciones subversivas y realidades alternativas al construir el marco de derechos humanos con una perspectiva digital y la arquitectura digital que necesitamos para el futuro que deseamos.  

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Imagen: Manifiesto ciberfeminista para el siglo XXI, de VNS Matrix.

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